Las demencias secundarias son un grupo heterogéneo cuyo origen puede deberse a múltiples factores como trastornos metabólicos (como por ejemplo alteraciones en los niveles de calcio, síndromes de insuficiencia hepática, renal o pulmonar…), enfermedades endocrinas (hipo e hipertiroidismo, etc.) o consumo de tóxicos (fármacos, alcohol…), entre muchos otros.
Su frecuencia es reducida en relación con los dos grandes grupos de demencias mencionados en anteriores entradas, enfermedades degenerativas primarias y demencias vasculares.
En las demencias secundarias, cuando se trata la enfermedad de base, el cuadro demencial va revirtiendo y, en muchos casos, la persona recupera su función cognitiva normal. Por ello, es muy importante la detección precoz. La prevalencia de estas demencias reversibles se estima entre un 10% y un 30%.
Causas: como hemos dicho antes, existe un gran número de distintas etiologías potencialmente causantes de demencia. En este grupo se incluyen la mayoría de las causas «reversibles» de demencia (Clasificación de las demencias secundarias según la Sociedad Española de Neurología):
- Asociadas a alteraciones del líquido cefalorraquídeo.
- Asociadas a tumores o cáncer
- De origen metabólico
- Enfermedades de origen carencial
- Demencias de origen tóxico
- Demencias por medicamentos
- Demencias por traumatismo craneal
- Demencia de origen infeccioso
- Demencias por vasculitis
- Demencias asociadas a alteraciones psiquiátricas
Entre las demencias secundarias más frecuentes están las causadas por:
- Hidrocefalia normotensiva: se caracteriza por la triada típica de apraxia de la marcha, incontinencia de esfínteres y deterioro cognitivo, que puede evolucionar a una demencia.
- Hematoma subdural crónico: aparece de una semana a meses después del traumatismo craneoencefálico. Puede alcanzar un gran tamaño y manifestarse con una sintomatología variable: sintomatología focal, cefalea, vómitos, somnolencia y/o deterioro cognitivo.
- Demencia por SIDA: en pacientes con estadios avanzados de infección por VIH sobre todo los que presentan criterios clínicos de SIDA, puede aparecer un cuadro subagudo de demencia junto con alteraciones motoras y conductuales, el denominado complejo demencia-SIDA. En algunas ocasiones puede ser la manifestación inicial de la enfermedad.
- Demencia por esclerosis múltiple: Las alteraciones cognitivas y trastornos neuroconductuales son manifestaciones clínicas frecuentes en la esclerosis múltiple (entre el 40 y el 50%). La mayoría de los estudios publicados demuestran un patrón específico de deterioro cognitivo en la esclerosis múltiple: déficit de atención, alteración de la memoria, fundamentalmente a corto plazo (de trabajo) y la memoria retrógrada; trastorno de la función ejecutiva y pensamiento abstracto. Las alteraciones psiquiátricas que aparecen, por orden de frecuencia, son: depresión, manía, euforia, labilidad emocional y psicosis.
- Demencias metabólicas tóxicas que se pueden dar ante hipotiroidismo, déficit de vitamina B-12, déficit de ácido fólico: nos encontramos ante un amplio grupo de deterioros cognitivos, asociados en muchos casos a otros trastornos neurológicos coincidentes en el tiempo con alteraciones endocrinas o tóxicas que en algún caso pueden llegar a demencia: no se las puede incluir en un patrón típico de demencia cortical o subcortical salvo en contadas ocasiones. Son tratables y en ciertos casos reversibles.
- Demencias infecciosas (demencias por priones): una de las enfermedades más importantes que nos encontramos en esta categoría es la enfermedad de Creutzfeld-Jackob. Se caracteriza por un cuadro de demencia consistente en un deterioro mental progresivo con disminución de la memoria, alteración del estado de ánimo y, a veces, apraxia y agnosia. La demencia acontece en mayor o menor grado en todos los pacientes. Generalmente aparece entre los 50 y los 75 años y fallecen en un plazo máximo de dos años, con una media de 8 meses de evolución. No existe ningún tratamiento. La incidencia es de alrededor de 1 caso por millón de habitantes y año, aunque se ha estimado que el 30 al 40% de los casos no son diagnosticados.
- Demencias tóxicas (encefalopatía de Wernicke y demencia alcohólica): la encefalopatía de Wernicke se caracteriza por alteraciones oculares asociadas, además de apatía, bradipsiquia, desorientación, alucinaciones y agitación psicomotriz. En muchas ocasiones se acompaña del síndrome de Korsakoff que se caracteriza por una alteración de la memoria de retención, desproporcionada respecto a otras funciones cognitivas. En cuanto a la demencia alcohólica, se caracteriza por deterioro cognitivo lentamente progresivo, con alteraciones del comportamiento al inicio que puede evolucionar a una demencia grave.
Tratamiento: el tratamiento aquí es similar al que ya se ha comentado en otras ocasiones. Combinación de terapia farmacológica (dependerá del tipo de demencia que nos encontremos) y terapia no farmacológica: neuropsicología, psicología, terapia ocupacional, logopedia, fisioterapia, apoyo familiar ( dependiendo de las necesidades de la persona).